El legado internacional de Joaquín Sorolla

Muchos conocen a Joaquín Sorolla como el pintor de la luz ya que las tonalidades blancas para aportar luminosidad eran un recurrente en sus obras. Tan extenso fue el uso que hizo de la luz que consiguió convertirlo en su sello personal. Por eso, las obras de Sorolla son de las más reconocibles: paisajes de costa, de playas con niños jugando sobre la arena o dentro del mar, en los que el blanco es el elemento más destacable.

Biografía de Joaquín Sorolla

Joaquín Sorolla fue un autor movido por el realismo y el impresionismo. Nació en Valencia donde vivió la mayor parte de su vida, perdió a sus padres a la temprana edad de dos años y su nombre completo era Joaquín Sorolla Bastida.

Desde joven fue un enamorado de la pintura. Su don era fácilmente reconocible, por eso al terminar los estudios básicos inició estudios en Bellas Artes. Un don que le alejó de la cerrajería de su tío, ese era el futuro que quería para él su tío, José Piqueras. Sorolla también trabajó como fotógrafo y realizó copias de pintores como Velázquez hasta que tuvo la oportunidad de mostrar al mundo sus propios trabajos en las exposiciones que protagonizó en París en 1906 y en Nueva York en 1909. En ambas obtuvo un éxito rotundo en cuanto a críticas y también en el número de ventas.

Los cuadros más conocidos de Sorolla

La mayor parte de las obras de Sorolla transportan automáticamente a una playa. Algo así como abrir una ventana con vistas al mar en el que el azul del agua, al color tierra de la arena y a los destellos blancos de la luz en el cielo. Aunque Joaquín Sorolla apostaba también por las costumbres de su ciudad y los trajes regionales. De hecho en el mural de Sorolla que se expone en la Hispanic Society of America aparecen mantones de manila, trajes de fallera e incluso naranjas.

Entre sus obras destacan:

  • Niña entrando al mar. Esta obra muestra a través de los colores cálidos a una niña entrando al agua donde se encuentra un bote flotando. A su lado izquierdo se puede observar a otro niño tumbado en sobre la arena.
  • Rompeolas de San Sebastián. El autor refleja una tarde veraniega en la que los vecinos y curiosos se acercan a ver el característico oleaje de esta zona.
  • Paseo a orillas del mar. Es una de sus obras más reconocida porque en ella aparecen su esposa e hija. Ambas portan ropa blanca y pasean por la orilla de la playa.
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